Lo siguiente es algo de lo último que escribí al amor de mi adolescencia y primeros años de adultez. Fue una manera de pedir un adiós que en retrospectiva sólo era autoflagelación, un peldaño en medio de un camino totalmente incorrecto. Un camino incorrecto que me mostró la persona que deseo ser, uno por el que descubrí que no tiene sentido cargar culpas o frustrarse por mucho tiempo, que los años pasan muy rápido y sólo hay una vida.
Pidiendo un adiós
Entiendo que no me necesitas, que ya no me quieres,
comprendo que me odias, que no te repones,
que las heridas que te hice son muy profundas.
Sé que no quieres verme, que no te apetece hablarme,
que no te nace escribirme, pensarme, amarme;
lo entiendo perfectamente.
Aquello que no comprendo es tu caliente mano tocando mi piel,
tus húmedos labios estremeciendo mi ser,
no asimilo las caminatas infinitas de esperanza,
las acciones, las palabras que por destellos exclamas.
Sé que probablemente merezco sufrir mucho más,
pero dime, dime de una vez por todas que no me necesitas,
dime que se esfuma mi presencia de tu ser,
dime que la vida te ha traído mejores tiempos,
dime que nuestras sombras andan en sentidos opuestos.
Dime que ya no me amas, que me has olvidado,
que los luceros ya no tienen envidia,
que no habrá más anécdotas que contar ni problemas por reconciliar,
tan sólo dime que no hay más tú y yo.
Julio César

Pidiendo un adiós by Julio César Juárez Xochitemol is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International License.
Permissions beyond the scope of this license may be available at https://julioypoesia.com/contact/.